El pasado 13 de febrero, algunos intrépidos profesores junto a la aventurera administrativa del Centro se colgaron las mochilas de pateo, algunas de diseño, y se dispusieron a subir la montaña, por primera vez, con un plan de trabajo diseñado por la coordinadora de este Proyecto, para organizar la subida definitiva con el alumnado.
El camino no resulta difícil de recorrer. Aunque en esta ocasión, el viento dificultó un poco la subida. Nos sorprendió encontrar unas vistas espectaculares desde diferentes puntos de la montaña, por no hablar de la flora tan peculiar, que el profesor de ciencias, no paraba de resaltar.
Por supuesto hicimos un alto en el camino, bajo el único árbol que encontramos, para desalojar de nuestras mochilas, el suculento bocadillo y el refresco que en la cafetería de nuestro Centro nos habían preparado con tanto esmero.
Con las mochilas casi vacías, la subida resultó más llevadera. Entonces, comenzó la competición por ver quién llegaba antes. Fueron los representantes del Departamento de sociales junto a nuestra administrativa quienes llegaron antes a las torres de color rojo y blanco que decoran y coronan tan surrealistamente esta peculiar montaña. Luego fueron llegando a cuentagotas los representantes de ciencias, francés, tecnología, inglés. Por cierto, hubo algunos, que no se atrevieron con la subida, poniendo como excusa que tenían que preparar los juegos de orientación para los alumnos (y no fue porque estuvieran en baja forma).
La bajada no presentó mayores dificultades. Para celebrarlo terminaron en una cafetería situada a los pies de la montaña donde los cortados y los donuts devolvieron una tímida sonrisa a estos pateantes un poco desentrenados en esto de coronar montañas... por ahora.